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Parece impensable ver que una marca como “lacoste”, que tiene sus orígenes en deportes muy diferentes como lo son el tenis, el polo y los deportes náuticos decida cambiar su estilo tradicional y de mucho estatus que la caracterizó por décadas para incursionar en un mundo que es totalmente diferente en su estilo gustos y cultura.
Por eso no es tan fácil de digerir que después de muchas décadas decida entrar a un mercado que en otros momentos simplemente no correspondía, no pertenecía desde ningún punto de vista a su ADN, a sus seguidores naturales y a la imagen que siempre la ha caracterizado.
Pues bien, como todo en esta vida es cambiante y más para las marcas que de una u otra manera se tienen que adaptar a las nuevas tendencias o simplemente buscar donde está fluyendo el dinero. La marca se monta literalmente al skateboarding, incursionando con diferentes productos y patrocinios como una gran jugada maestra para volver a estar en los primeros lugares en ventas.
Este tipo de estrategia fue muy utilizada en otros momentos brillantes del skateboarding, durante las décadas del 70 y 80, por otras marcas que no viene al caso mencionar pero que en este momento también se montaron de nuevo al Sk8 y al resto de deportes urbanos y extremos que están en un gran auge, gracias a la llegada de muchos escenarios (skateparks) en el mundo; lo cual da como resultado un gran aumento del consumo de productos y por consiguiente un mercado de nuevo atractivo, en crecimiento y listo para que las grandes marcas decidan invertir únicamente en publicidad y sacar lo suyo.
Mientras tanto, las marcas que llevan décadas desarrollando productos, tendencias, patrocinando deportistas, invirtiendo tiempo y dinero en lograr que el deporte crezca y se mantenga, que son fundadas por deportistas profesionales y grandes conocedores de las culturas urbanas que llevan el deporte en sus venas y han pasado momentos triunfales y muchas pérdidas, deben aguantar este tipo de jugadas de estas grandes compañías cuando llega la época de las vacas gordas y compartir lo sembrado con ellas.
Definitivamente el oportunismo se ve en mayor y menor escala teniendo claro que para el consumidor final no es nada malo por el contrario esto da un mayor abanico de oportunidades a la hora de decidir cuál es la marca que más se acomoda a su estilo. Sin embargo para los deportistas de cultura, los que siguen y conocen realmente la escena y la ven como lo que es (una forma de vida). Muy seguramente su apoyo y corazón siempre apuntara al lugar correcto.
